Insultados, golpeados, arrastrados y hasta quemados vivos. Estas son las situaciones que tanto personal de fiscalización como agentes del serenazgo municipal deben enfrentar y vivir a diario a manos de comerciantes y transportistas informales, así como otros sujetos que no respetan su autoridad.
Pese a que algunos los desconocen o fingen ignorancia, lo cierto es que estos agentes son funcionarios públicos nombrados en sus cargos a través de resoluciones municipales, por lo que cualquier tipo de ataque hacia ellos es considerado un delito.
A pesar a ello, los insultos y agresiones físicas son el pan de cada día para los serenos, especialmente durante los operativos de fiscalización. Según cuentan algunos de ellos, incluso han intentado secuestrarlos durante sus intervenciones.
Estos hombres y mujeres son empleados municipales que intentan ayudar a mantener el orden en esta caótica ciudad. Su trabajo no debe ser impedido, sino colaborar con ellos.