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Lunes, 11 de noviembre del 2019

VIDEO: El día en el que un futbolista detuvo una guerra civil

Didier Drogba fue protagonista del cese de la Guerra Civil en Costa de Marfil en el 2005.




 

Didier Drogba es quizá, el mejor delantero africano de la historia. Ganó prácticamente todo con Chelsea, llevó a la selección de Costa de Marfil a un Mundial por primera vez en su historia –luego a tres consecutivos- y a dos finales de la Copa de África.

Pero además, Drogba siempre ha sido un hombre comprometido con su país, con su continente y con la paz. Embajador de la ONU, ha llevado a cabo diversas obras caritativas, como la construcción de un hospital para niños enfermos en Abiyán, su ciudad de nacimiento y de la que tuvo que escapar con cinco años. Pero sobre todo una acción dejó a Didier como más que un héroe. Y no hablamos de un gol, sino del día en que Drogba detuvo una guerra.

En 2005 Costa de Marfil se encontraba en plena guerra civil. Una guerra que había comenzado cuatro años antes, con un golpe de estado que no llegó a concretarse, pero sí se instaló en diversas ciudades, dejando así el país dividido. El sur, regentado por el gobierno; y el norte, dominado por los rebeles.

Justamente ese año, 'los elefantes' lograrían un hecho histórico: clasificarse por primera vez para un Mundial. Lo hizo tras imponerse a Sudán por 3-1, en un partido que, lógicamente, fue seguido por toda Costa de Marfil a través de la televisión nacional.

Y entonces, con todos celebrando aquel épico resultado, Droga quiso convertir aquella celebración en un momento trascendental para la historia del país. Arrodillado y rodeado por todos los jugadores étnicamente diversos de la selección, se dirigió a la cámara de la televisión nacional, y comenzó su mensaje:

"Ciudadanos de Costa de Marfil, del norte, sur, este y oeste, les pedimos de rodillas que se perdonen los unos a los otros. Perdonen. Perdonen. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejen las armas y organicen unas elecciones libres"

El mensaje de Drogba caló hondo. Después de más de 4000 muertos en tres años, quién mejor para hacerlo que el mayor ídolo, en esos momentos elevado ya a nivel de leyenda eterna. Una semana después de aquél gesto, los dos bandos acordaron un cese al fuego; era el inicio del fin de la guerra.

Pero aún había mucho por hacer. Así, en 2006, cuando Drogba recibió el premio a mejor futbolista africano del año, decidió regresar a Costa de Marfil para mostrar el preciado trofeo. Esta vez viajó a Bouaké, una de las ciudades que habían ocupado los rebeldes opositores al gobierno, y en la que habían instalado su cuartel general. Y ahí volvió a solicitar la unidad del pueblo.

El siguiente año, hizo algo aún más significativo: un partido de la selección nacional en la misma ciudad, Bouaké. Era llevar la unidad del país en su máxima expresión al lugar más conflictivo. No fue fácil, pero con la mediación de Drogba las autoridades políticas y futbolísticas accedieron.

Este fue un partido que marcó un hito en la historia. Varios ministros del gobierno, fuertemente escoltados, entraron en el estadio de Bouaké, el territorio con el que llevaban cinco años en guerra. Entonces, sonó el himno nacional. El presidente de Costa de Marfil y el líder rebelde lo cantaron uno al lado del otro. Drogba supo en ese momento que la Guerra Civil había terminado. "Ver a los dos bandos juntos, cantar al unísono el himno de mi país fue muy especial. Sentí que Costa de Marfil volvía a nacer", declaró el enorme delantero.

Para completar la hazaña, al día siguiente, tras la victoria de Costa de Marfil por 5 a 0, un diario local tituló "Cinco goles para borrar cinco años de guerra".Y al año siguiente Drogba fue incluído entre las 100 personas más influyentes del mundo. Él solo había conseguido apaciguar una guerra de difícil fin.

La situación del país sigue siendo inestable, se busca la tranquilidad en el país, y su crecimiento. De igual manera, Drogba -ya retirado del futbol -continúa con sus labores humanitarias. Actualmente ha construido más de cinco hospitales en todo el territorio marfileño. Él corre con todos los gastos, con una única condición: que los servicios a los niños enfermos sean todos gratuitos. Y así, seguir cumpliendo el que desde hace años afirma es su mayor sueño: ver a Costa de Marfil en paz.


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