Una cantina que funcionaba en una antigua y peligrosa casona en pleno Centro Histórico continúa operando como si nada tras haber sido clausurada y su acceso bloqueado por un bloque de cemento, en una clara burla a lo dispuesto por la Municipalidad de Lima.
Pero no es la única. Según reportó El Comercio, dentro de la deteriorada edificación del jirón Cusco 418 funcionan hasta cinco negocios: cabina de Internet, cantina, locutorio, baño y servicio de fotocopias en medio de conexiones y ambientes improvisados, pasillos estrechos y vías bloqueadas.
En el primer piso funciona el bar ‘Currundanga’, clausurado en febrero de 2014 por sus ambientes insalubres e inseguros, pero que sigue ofreciendo cerveza y comida. Según el representante de fiscalización de la comuna metropolitana, Edgar Ruiz, se tomarán las acciones respectivas.
Sin medir ningún peligro, en este inmueble habitan además varias familias.